Cuando uno prende el boiler y no se mete a bañar
Que vida la nuestra. Buscamos siempre con quien saciar nuestras mas profundas y puercas intimidades de nuestros bajos instintos. Andamos por la vida deambulando para anexarnos cuales sanguijuelas al cuerpo ajeno que nos excita en ese preciso instante. Depredadores urbanos, diurnos o nocturnos, urgando entre los restos corporeos de la humanidad por un trozito de sensualidad ajena que colme nuestras excitadas almitas en pena. Que bonito es andar por al vida buscando placer carnal. Darle a la carne el placer de la carne. Pero... ¿Que sucede cuando andamos calentando cabezas ajenas solamente por que pensamos que podemos hacerlo? Nos da poder y regocijo saber que alguien nos desea. Sabemos como usar nuestros atributos (por mínimos que sean... ¿verdad? y no digo nombres) y al principio no nos preocupa en que puede acabar esa empresa sexosa a la que entramos sin pudor al principio. Creemos tener bajo control nuestra sexualidad y que podemos usarla a nuestro favor siempre que querramos. ¿Que ...